Eleanor Rigby

domingo, 11 de septiembre de 2011

El poder de lo espontáneo

Siento que en mí, el sabor de lo inesperado, de lo no planeado, es comparable a los primeros placeres en mi niñez, cuando con un pequeño caramelo el día tomaba otro color.
Quizá eso que no esperaba que ayer me pasase es algo que, interiormente, deseaba mucho. Un placer momentáneo, efímero, pero tan intenso que deja marcas grandes.

Una parte mía sabe que esto no significa nada. Sólo se que fue la mejor conversación que tuve con vos en meses, y que ahí queda, siendo que te caracterizas por ser impredecible como el clima, volador como una pluma.

Gracias por tu sonrisa y tus palabras. Sospecho que nisiquiera imaginas como cambiaste mi día, o como dirían las abuelas, mi semblante. Por darme una pequeña linterna. Hasta que se le agote la pila y busque otra por mis propios medios, que SE que la voy a encontrar, no sos mi única usina. 


Sin embargo, HOY te digo, gracias...